La filtración por ósmosis inversa constituye un sistema que depura el agua de la red, generando un agua con características minerales de alta calidad y bajos niveles de sólidos disueltos. Para lograrlo, el componente principal de la configuración es la membrana osmótica. Sin embargo, para asegurar la durabilidad y el correcto rendimiento de la membrana, se requieren otros filtros, de carbón y de sedimentos.
¿Cómo son los filtros de carbón activo y cómo trabajan?
Los filtros de carbón activado son los encargados de proteger la membrana del cloro. Están conformados por carbón activado en gránulos (GAC). En ocasiones, un sistema de ósmosis puede contar con dos filtros de carbón, uno de GAC y otro de carbón sólido. El carbón activado actúa capturando las sustancias disueltas en el agua. de red. Su eficacia se debe a ser un material poroso con una superficie interna considerable.
El carbón activado posee una superficie interna muy extensa (500-1500 m2/g) gracias a la elevada cantidad de microporos presentes en su estructura. Por ello, tiene una capacidad sobresaliente de adsorción y absorción. El agua se bombea continuamente dentro del filtro, y gradualmente se van acumulando las sustancias. A continuación sale del filtro mediante un sistema de drenaje. Cuando el filtro alcanza su capacidad máxima, pierde su eficacia y es necesario reemplazarlo.
Este tipo de filtro extrae una amplia gama de sustancias, como halógenos, levaduras, productos de fermentación y sustancias no polares, al mismo tiempo que reduce olores y sabores. El proceso de filtración agota el filtro de manera gradual, por lo que se debe cambiar periódicamente.
En conclusión, el carbón activado representa una parte vital del proceso de purificación del agua. Si deseas saber más no dudes en consultarnos.
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